por Samuel, de Aburrido Cósmico

martes, 3 de febrero de 2009

tu no eres gente




Me puse a cantar y pensé en ti. Me puse a gritar y no solo pensé en ti, sino que te nombré. Te grité. Me puse a cambiarlo todo de sitio y no dejaba de pensar en ti. Le ordené a la cabeza que dejara de hacerlo, y fue despistarme un segundo... y a vueltas con el pensamiento. He pensado en meterme en una lavadora para marearme y no pensar. No era una mala idea, pero necesitaba una lavadora industrial, estaba convencido, pero luego me eché para atrás, no tuve más remedio que volver a pensar en ti. Me hablaron de un señor oriental, que por medio de unas agujas era capaz de resetearme la cabeza. Fui. Lo intenté. Y solamente dejé de pensar cuando sentía el picor de los pinchazos en las orejas y en el cuello. A las 2 horas ya estabas situada en mi cabeza. Tras varios fracasos y algo de dinero malgastado, decidí convivir con ello. No tenía más remedio era eso, o volverme loco. La idea de la locura, no me disgustaba, sería genial vivir una realidad-irreal... al rato ya vi que eso era imposible, estaba demasiado cuerdo como para enloquecer. A medida que pasaba el tiempo, te fuiste acomodando en ciertos momentos concretos del pensamiento, no aparecías más que en aquellos precisos momentos, por regla general eran recuerdos favorables, adictivos de pensar. El tiempo al final me dio la razón y te anclaste en mi cabeza como una parte más de la misma. Incluso, no te reconoce como persona, tan solo reconoce a la que fuiste, no a la que se supone que eres. Porque en el fondo, tu no eres gente. Ni lo serás. Jamás.

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