por Samuel, de Aburrido Cósmico

sábado, 22 de mayo de 2010

atrás



Joder! Como esperaba tu llamada! O tus señales en forma de mensaje! Por fin diste el paso y yo lo recojo con un guante delicado. No es cualquier cosa, por lo menos por ahora.

Tantos huesos esquivos y bocas prohibidas que espero que tú no entres dentro de ese círculo. Latiendo y pensando. Caminando hacia ti.

¿miraré hacia atrás?

jueves, 20 de mayo de 2010

inevitable



Era inevitable y finalmente pasó. Aunque hubiese hecho tres veces más de lo que hice, no había vuelta atrás. Los cuellos dejaron de girar. Como aspas de ventiladores parando casi a la vez, con el ronroneo anunciando algún tipo de final. Fin de ciclo. Fin de etapa. Fin después de todo.

Era inevitable y también pasó. Sin esperarlo y sin planificarlo la brisa de un nuevo aire encandilaba a mis sentidos muertos y resucitados. La luz invisible que proyectabas juro que era más cegadora que cualquier luz.

Los ventiladores se pusieron en marcha, de nuevo.

martes, 4 de mayo de 2010

lluvia asesina





Estas nubes me están recordando que me olvidé el paraguas y algún impermeable. Si quiero llegar a tiempo tendré que empaparme. Empiezo a sopesar eso de empaparme, podría llamarte y decirte que llego tarde, otra vez. Pero ya serían demasiadas veces y eso sería una situación incómoda, casi más incómoda que ir empapado de lluvia.

Salí corriendo, como si eso me hiciera mojarme menos (en esos momentos me encantaría saber de física y calcular las probabilidades reales de mojarme en mayor o menor medida al correr a una determinada velocidad...). De cualquier manera seguía corriendo.

Llovía de verdad.

Cuando la palabra empapado se quedaba corta me di cuenta que de todas maneras iba a llegar tarde.

(21 minutos después)


- Hola... perdón (cojo aire), por (expiro-inspiro) el retraso...

- No te preocupes, realmente venía a decirte que...me voy.

- (...)


Llovía de una manera asesina. Por momentos da miedo y sientes que el techo bajo el que te resguarda es más frágil de lo que aparenta. Mucho más frágil. Y en un instante vi que tus ojos apenas parpadeaban, vi brazos caídos y el ronroneo de la lluvia se instalaba de manera permanente en mis oídos, se entremezclaban con tus palabras de hielo alargando una fría conversación. Con lluvia.


-... me voy... (volvió a decir...)


- no entiendo nada, ahora mismo no puedo hacer alguna conexión razonable en mi cabeza para entender lo que dices .... ¿cuantas palabras son? ¿dos? ¿acaso son seis?...

- (...)


Se dio media vuelta se echó el chubasquero por encima, dijo adiós (con la lluvia era imposible distinguir si dijo adiós con lágrimas en los ojos o no... ) y echó a correr. En aquel instante volví a pensar en la dichosa física y su teoría del espacio tiempo-lluvia. Mientras la observaba marchar a toda prisa le regalaba a mi cuerpo un severo resfriado y dolor de huesos.

Yo sí que pude distinguir el llanto de la lluvia.


No paró de llover en dos horas largas.