Por supuesto que me reí de ti.
Me lo pasaba en grande, la verdad.
Tu también te reías a carcajadas de mi.
Me molestaba enterarme, y en realidad jamás me enteré.
Ellos se reían de nosotros.
Nosotros de ellos también. Más de una vez coincidíamos en el tiempo.
Curiosamente nos chocábamos las manos y cantábamos goles en los partidos.
También nos reíamos juntos de nada.
Odiábamos los programas de chistes.